Mejor entrada de lo habitual para ver el partido jugado el sábado por la tarde en el campo municipal de Cacabelos, dónde la hierba había sido sustituida por barro de primera calidad
C.D. Unión Cacabelense 3 - 2 C.D. ColumbrianosGoles: 0-1 (7'): 1-1 Marcos L. (20'); 2-1 Marcos L. (35'); 2-2 (52'); 3-2 Diego (61').
Empezó el partido con un susto -que hizo sobrevolar a los fantasmas del pasado por encima de más de uno- cuando, en el minuto 7 de partido, un disparo contrario es repelido por el poste derecho de la portería impactando en Marcelo que nada puede hacer por evitar que el balón se cuele dentro. A partir de ese momento los cacabelenses apretaron los puños y, embarrados hasta las orejas, empezaron a acosar la portería rival. Cinco minutos después, Marcos López, tuvo dos ocasiones para igualar el marcador; primero tirando un penalti que sale rozando el palo derecho y, a continuación, tras un buen centro de un compañero al pie y dejar sentados en el área a dos defensores, dispara, solo ante el portero, un terruño de barro -el balón se había quedado frenado en el fango- que se cuela en la portería y que inexplicablemente el árbitro no concedió como gol. Pero el gol de verdad se veía venir.
Los locales no cejaban en su empeño y así, en el ecuador de la primera mitad, Cristian saca un buen córner al área que la cabeza de Marcos López se encarga de mandar al fondo de la red consiguiendo el empate. Y aún antes del descanso, Marcos Montes, en una jugada por la derecha, se encarga de poner el 2-1 en el marcador.
1-1 Gol de Marcos L. de cabeza |
Al poco de comenzar la segunda parte empata el Columbrianos en una jugada que pilla dormido y frío al equipo local. Pero poco más hacen los visitantes. Se tienen que dedicar a contener los ataques cacabelenses que no quieren dejarse dos puntos en casa. Pronto uno de estos ataques culmina con un golazo de Diego que pone a la Cacabelense por encima en el marcador y cuyo resultado ya sería definitivo.
Aunque dicen que no hay partido fácil, el próximo será contra La Morenica que está asentada en la mitad de la tabla, en los campos de Ramón Martínez de Ponferrada.
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